EL EDIFICIO
El edificio se construyó a mediados del Siglo XIX como vivienda familiar, manteniéndose este uso exclusivo hasta que decidimos convertir nuestra casa familiar en alojamiento compartido a finales del Siglo XX.
En el proceso restauración realizado durante dos años (1999-2001) se ha respetado casi en su totalidad la configuración original de la casa, manteniendo e incluso potenciando su tradicional distribución simétrica de las estancias, la amplitud de las habitaciones y pasillos y la altura de sus techos. Estas características responden a una concepción mucho más generosa que la actual en el aprovechamiento de los espacios. Los gruesos muros perimetrales de piedra se han dejado a la vista en algunas zonas del interior de la casa, así como la mayor parte de la estructura original de madera de castaño de nuestros bosques, perfectamente conservada.
La afortunada orientación del edificio – noreste por la cara que da a la Plaza del Convento y suroeste por la parte que da al jardín – junto con el grosor de los muros de piedra y cal con que están construidas las paredes maestras del edificio son la base de sus magníficas cualidades de aislamiento térmico y acústico. La parte originalmente más vulnerable en este aspecto era la cubierta, que se derribó y se construyó de nuevo. Sobre una estructura de madera realizada con las vigas originales del tejado antiguo y reproduciendo su mismo esquema constructivo, se instaló un sistema de aislamiento realizado con corcho natural triturado alojado entre paneles de OSB que permiten la transpiración del edificio.